El legendario patinador artístico Scott Hamilton explicó cómo su madre inspiró su carrera y cómo su batalla contra el cáncer de mama lo energizó para patinar por algo más que su propia gloria.
“Empecé en último lugar. Sin medallas, sin protagonismo, solo un niño luchando cuesta arriba. Pero mi madre me enseñó resiliencia, fe y el poder de nunca rendirme. Hoy, cada victoria honra su legado. 💛”, Hamilton dijo en Instagram. “Del último al primero, prueba de que la perseverancia gana”.
Hamilton fue adoptado por Dorothy y Ernest Hamilton poco después de su nacimiento. Ella fue una gran defensora de sus sueños de patinaje artístico y estuvo en las gradas animando a Hamilton cuando ganó su campeonato nacional juvenil en 1976, a pesar de estar gravemente enferma de cáncer de mama. Ella sucumbiría a la enfermedad al año siguiente.
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La resiliencia de Dorothy mientras luchaba contra el cáncer no solo inspiraría a Hamilton a lo largo de su carrera, sino que lo afectaría aún más de cerca cuando le diagnosticaron cáncer testicular en 1997. Más tarde enfrentaría cáncer cerebral en 2004, 2010 y 2016.
“El dolor de perder a mi madre a causa del cáncer y lo mucho que la amaba fue el catalizador de todo lo que sucedió después”, Hamilton explica en el sitio web de su fundación contra el cáncer. “La mañana en que la perdí, me pregunté cómo podría hacer algo sin ella. Me di cuenta de que no tenía que hacerlo, y la llevaba conmigo todos los días”.
Si bien la resiliencia de Hamilton al enfrentar el cáncer fue inspirada por su madre, también lo acercó al Señor y lo llevó a tomar su fe en serio, en lugar de dejarse llevar por la vida sin una base sólida.
“2004 fue el primer tumor cerebral. Simplemente encendió mi fe, fue una de esas cosas”, Hamilton dijo a Jennifer Hudson en mayo de 2024. “Le dije a mi esposa, [y] sin dudarlo, ella simplemente tomó mis manos y comenzó a orar, y fue el momento más poderoso; he tenido muchos momentos importantes, ese fue probablemente el más grande”.
Su confianza en el Señor en medio de su batalla contra el cáncer cerebral alcanzaría nuevas alturas en 2016 cuando sintió que Dios lo llamaba a confiar en Él con el último tumor cerebral, en lugar de extirparlo quirúrgicamente.
“Todo lo que sentí [mientras hablaba con el médico fue] simplemente, no te preocupes por esto. Solo ve a casa y hazte fuerte”, él dijo. “Ellos dijeron: ‘Bueno, ¿qué quieres hacer?’. Y yo dije: ‘Creo que me voy a casa y me haré fuerte’”.
“Ha sido extraordinario”, continuó. “Volví a la exploración tres meses después y dijeron que no había crecido. Volví tres meses después y dijeron que se había encogido un 45%. Le dije a mi cirujano: ‘¿Puedes explicar esto?’. Y él dijo: ‘Dios’. Volví y se encogió un 25% de nuevo”.
Es asombroso ver cómo Hamilton ha seguido verdaderamente los pasos de su madre y ha mostrado una resiliencia extrema en todas las facetas de su vida. Alabado sea el Señor por el modelo a seguir que fue y por el fuerte impacto que dejó en la vida de Hamilton.
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