Estrella de reality TV dice que la verdadera confianza viene de Cristo, no de su apariencia

Sadie Robertson Huff aprendió una valiosa lección: que su apariencia exterior no la define como persona.

“Sé que si camino por el aeropuerto vestida como estoy hoy, me van a parar y reconocer, y me tomarán fotos. Si camino por el aeropuerto en pijama o ropa casual, y Christian ha visto esto, sin maquillaje, nadie siquiera me nota”, dijo Huff en un episodio de su podcast “WHOA That’s Good “.

“Es algo agradable y divertido, pero si yo pensara, ‘Siempre tengo que estar arreglada, porque esa es la versión que la gente nota de mí, y esa es la versión que le gusta a la gente’, eso sería mucha presión para mí, y no es saludable”, continuó. “Tengo que estar bien con decir, ‘Está bien, puede que hoy no reciba un cumplido, puede que hoy no me reconozcan, pero tengo suficiente confianza en quien soy sin maquillaje y con ropa deportiva y lo que sea, porque mi apariencia no me define.’ Sabes, mi apariencia, puede que le parezca mejor a la gente, pero ahí no es donde encuentro mi confianza en quien soy, y por eso creo que eso es lo que tienes que revisar contigo misma.”

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A través de su relación con Jesús y por Su obra en la cruz, Huff sabe que su apariencia exterior no la define. Sin embargo, al igual que la estrella de DUCK DYNASTY, muchas personas luchan por poner su identidad en lo que realmente importa: cómo nos ve Dios.

La Biblia dice en 1 Samuel 16:7: “Pero el Señor le dijo a Samuel: ‘No mires su apariencia ni la altura de su estatura, porque yo lo he rechazado. Porque el Señor no ve como el hombre ve: el hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón.'”

Mientras que nosotros, como personas, tendemos a mirar lo que otros visten o su maquillaje o su presencia en las redes sociales, a Dios no le importan esas cosas, y cuando podemos ver a los demás, y a nosotros mismos, como Dios lo hace, Él cambiará nuestra perspectiva.

Dios, en última instancia, se preocupa por el fruto que producimos en nuestras vidas. ¿Estamos produciendo ira, envidia, celos, lujuria, codicia y frutos negativos? ¿O estamos creando una vida llena de amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, mansedumbre, fidelidad y autocontrol?

Sigamos el ejemplo de Huff y recordemos que nuestro valor y dignidad no provienen de las apariencias externas, sino de lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz. Podemos vivir cada día con confianza sabiendo que Jesús nos ama tal como somos.

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