Hace dos años, Nicki Petrossi estaba sentada en un restaurante y vio a todas las familias a su alrededor absortas en sus teléfonos, lo que la motivó a iniciar su organización de concienciación sobre las pantallas, Scrolling 2 Death.
“Estaba tan molesta. Recuerdo haber pensado: ‘¿Es esto lo que me espera?’ y ‘¿Así son los niños una vez que tienen teléfonos y redes sociales?’”, recordó Petrossi.
Cuando llegó a casa, investigó y descubrió que tres o más horas de uso de redes sociales *duplica* el riesgo de ansiedad y depresión en los niños, las tasas de suicidio en niños casi se han triplicado en los últimos años y otros hechos alarmantes.
“¿Cómo es que todos los padres no sabían todo esto? ¿Cómo es que estos problemas no eran noticias principales en cada boletín escolar o comunicados por pediatras? Me propuse asegurarme de que todos los padres tengan toda la información sobre la amenaza de las pantallas y las redes sociales *antes* de que se tomen decisiones vitales en el hogar”, dijo.
Petrossi destacó cómo las redes sociales están diseñadas para ser adictivas, lo cual es especialmente dañino para los niños vulnerables. Señaló un par de formas en que las redes sociales mantienen a los niños enganchados.
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“Snap Score de Snapchat te recompensa por cada día consecutivo que envías mensajes con ‘amigos’. Los niños compiten entre sí para obtener puntajes de Snap Score más altos. Basan la fuerza de sus amistades en estos puntajes y sienten ansiedad si se saltan un día”, dijo.
“Poco después del lanzamiento de Facebook, se dieron cuenta de que podían mantener a los usuarios regresando al ‘darles un toque’ (como se le llamó al principio). Las notificaciones se han expandido desde entonces, y a menudo se les recuerda a los usuarios que regresen docenas de veces al día, a veces cientos. Las compañías de redes sociales no quieren que olvides que están ahí, listas para darte otro chute de dopamina y hacer que vuelvas una y otra y otra y otra vez”.
La investigación muestra que cuanto más joven es un niño cuando recibe un teléfono, peor es su resultado de salud mental más adelante en la vida.
“Por eso les digo a todos los padres que DELAY SMARTPHONES. Muchos siguen la promesa ‘Wait Until 8th’, lo cual respeto. Pero está anticuada”, dice Petrossi.
“Deberíamos esperar para dar smartphones hasta que los niños tengan 18 años. Durante la adolescencia, es un millón de veces más seguro y saludable darle a su hijo un teléfono plegable o un teléfono seguro para niños como Bark”, dijo.
Petrossi anima a los padres a tener una mentalidad de “tecnología en conjunto” y a monitorear los dispositivos de sus hijos y no permitir el uso de tecnología en dormitorios o espacios privados.
Petrossi tiene conversaciones profundas sobre tecnología en su podcast “Scrolling 2 Death”, donde recibe a neurocientíficos, exempleados de tecnología, autores, expertos en políticas tecnológicas y otras personas preocupadas por el efecto de la tecnología en niños y adultos.
La autora de “Cómo Romper con Tu Teléfono”, Catherine Price, sugiere que los padres den a los dispositivos una “hora de dormir” y no los usen durante una hora antes de acostarse.
Esto evita “los efectos estimulantes de la luz azul antes de dormir” y ayuda a que “los cerebros y cuerpos de todos se relajen para dormir”.
Petrossi señala que, dado que plataformas como Roblox y Snapchat no se están retractando de hacer adictos a los niños, es importante que los padres den un paso al frente y digan no a las pantallas.
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