El actor Jesse Hutch reflexionó sobre la experiencia cercana a la muerte que le enseñó a “confiar plenamente en el Señor”.
“Aquel día en el río… había comenzado como cualquier otro”, escribió en un ensayo para Guideposts. Cuando era más joven, Hutch trabajó como guía de rafting y nunca había tenido ningún problema en el agua antes.
Sin embargo, cuando una de las personas en la balsa cayó por la borda, entró en pánico y agarró el chaleco salvavidas de Hutch, arrastrándolo bajo el agua. Intentó no entrar en pánico, pero, escribió Hutch, “El problema era que mi mente sabía que estaba bajo el agua, pero mi cuerpo exigía tomar aire. La lógica luchó contra el instinto. El instinto ganó”.
“‘Estoy acabado,’ pensé. ‘Estoy en tus manos, Señor‘”, escribió Hutch. “El sonido del agua desapareció, y todo se volvió negro. Me desconecté de toda sensación física. ¿Era mi alma abandonando mi cuerpo? Sentí un miedo inmenso y, al mismo tiempo, una paz inexplicable. Nunca había conocido un miedo así. O una paz así…”
Milagrosamente, Hutch fue salvado del agua. Otro grupo de rafting lo encontró flotando en el agua y lo llevó a la orilla, donde fue trasladado al hospital.
“No debería haber sobrevivido. E incluso si lo hubiera hecho, debería haber sufrido un daño cerebral demasiado grave como para volver a caminar o hablar”, escribió.
Después de su recuperación, Hutch quiso conquistar su nuevo miedo al río en el que había pasado tanto tiempo. Decidió nadar el río, con un amigo en una barca siguiéndolo de cerca. La natación fue bien, y Hutch “sintió tanto alivio y gratitud por no estar ya atado a mi miedo. ‘Señor, ahora te lo he dado todo‘”.
“Así como escuché el sonido del agua el día que casi me ahogo, escuché una respuesta. ‘No, no lo has hecho‘”, recordó Hutch. “¿Acaso no había demostrado mi fe haciendo lo que más temía?”
Luego imaginó un trozo gigante de madera rompiéndose como un palillo por el poder de Dios.
“Por fin, lo entendí. Todos estos años me había esforzado tanto por ser fuerte —entrenando para estar en plena forma, rechazando a cualquiera que quisiera ayudar— que nunca me permití depender plenamente del Señor, el único lo suficientemente poderoso como para velar por mi vida”, explicó. “Mi miedo más profundo no era el agua. Era la vulnerabilidad. Lo había confundido con debilidad”.
Hutch concluyó: “Me prometí a mí mismo —y a Dios— que de ahí en adelante estaría abierto a dondequiera que Él me guiara, a quienquiera que Él pusiera en mi camino”.
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El actor a menudo habla sobre el importante papel que la fe juega en su vida, diciendo en el podcast “See Hear Love”: “Creo que la fe realmente abre tu mundo y te permite encontrar paz… hay un aspecto en el que dices: ‘Sabes qué, soy quien soy. Esto es lo que Dios me hizo'”.
“Mi fe influye mucho en todo en mi vida”, dijo a The Christian Post. “No es solo algo trivial, y no es solo algo con lo que etiqueto mi vida; ‘Soy un actor cristiano’. No. Soy un actor, soy padre, soy esposo, soy hermano, soy un extraño. Hay muchas etiquetas que podrías ponerme, y sin embargo, al final del día… =Dios, Jesucristo, es mi líder, y así es como empieza, y ahí es donde empiezo, y todo lo demás surge de eso.”
El roce de Hutch con la muerte y su milagrosa recuperación le ayudaron a aceptar que necesitaba ser vulnerable y confiar plenamente en Dios en su vida.
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