En una divertida publicación de Instagram, el actor Chris Pratt compartió que no puede vivir sin Jesús y su esposa e hijos — entre una lista de las otras cosas más importantes en su vida.
“Cosas sin las que no puedo vivir: oxígeno, órganos, sangre (la mía), gravedad, Jesús, comida y agua, NFL, mi esposa e hijos, pesca de lobina, mi equipo de glamur”, Pratt escribió en Instagram.
Burlándose del orden en que colocó las cosas, la esposa de Pratt, Katherine Schwarzeneggar respondió: “¡No puedo esperar a todas las cosas que vas a tener que hacer para compensar el orden de esta lista!”
Pratt y Schwarzeneggar tienen tres hijos juntos: Lyla, Eloise y Ford. Pratt también tiene un hijo, Jack, de un matrimonio anterior. Pratt es un firme defensor de los valores familiares y cristianos, a menudo metiéndose en problemas por ello.
“Quiero agradecer a Dios, siempre lo hago cuando estoy en una gran plataforma frente a un grupo de caras jóvenes, digo: ‘Amo a Dios, esa es mi cosa. Lo amo, y ustedes también deberían hacerlo’”, Pratt dijo en 2018 al recibir un Kids Choice Award.
El actor reveló previamente que su relación con el Señor se volvió real en 2012 después de hacer un trato con Dios que se cumplió tras rogarle al Señor que salvara a su hijo Jack, quien nació siete semanas prematuro.
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“[Jack] tenía todos estos problemas. Le recé mucho a Dios. Estaba en una temporada de transición espiritual en ese momento y no entendía del todo”, Chris Pratt explicó. “Hice un trato con Dios de nuevo: ‘Lo siento, Dios, aquí estoy de nuevo, pidiendo tu gracia otra vez’. Y Él realmente salvó a mi hijo, y ese fue el momento en que [mi fe] se cimentó. Mi corazón se ablandó y mi fe se endureció, ese fue el momento en que dije: ‘De ahora en adelante, voy a dedicar mi plataforma a Dios’”.
Antes de ese momento, aunque Pratt había sido cristiano, su relación con el Señor era puramente transaccional y tibia, ya que solo recurría a Dios cada dos años cuando necesitaba algo de Él.
“La primera vez que me acerqué al altar de la iglesia, me arrodillé y lloré, era un niño. La siguiente vez que lo hice, todavía era un niño, tenía 19 años. Y luego la siguiente vez que lo hice, tenía unos 30 años”, explicó Pratt. “Hacía promesas, pero no las cumplía. Dije: ‘Dios, sálvame en este momento, y te daré mi vida’. Y luego Él lo hizo, y me liberé del peso de mi vergüenza, mi culpa y mi pecado. Y luego, meses después, quizás un año después, dos años después, estaba haciendo lo mismo que me llevó por el camino equivocado en primer lugar. La naturaleza pecaminosa y quebrantada de los humanos vivía en mi corazón”.
A medida que continúa siendo uno de los nombres más grandes de Hollywood, protagonizando algunas de las películas más importantes de la industria, es asombroso cómo Pratt permanece arraigado en el Señor y no se avergüenza de compartir sus valores bíblicos y cristianos.
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